Al principio, el ayuno intermitente supone un estrés no habitual para el cuerpo. Y, en ocasiones, puede reaccionar en consecuencia, por ejemplo, con dolores de cabeza, náuseas, trastornos circulatorios y del sueño.
Generalmente, estos síntomas desaparecen de nuevo al poco tiempo. Es importante beber mucho líquido. A veces también ayuda beber un vaso de agua con ¼ de cucharadita de sal marina disuelta.
Si los síntomas no mejoran claramente, consulta a tu médico.